¿Es bueno dormir la siesta?

La siesta o ese descanso breve que suele ir después del almuerzo es una tradición cultural muy arraigada en nuestro país. Y su origen tiene una función meramente práctica: descansar y recargar energías durante los picos más calurosos del día. Ahora bien, en los últimos tiempos existe mucho debate acerca de si dormir siesta es bueno para el organismo o no. Y como ocurre con casi todo en la vida, la respuesta depende de contar con la técnica adecuada. ¡Sigue leyendo para descubrir todo lo que la siesta puede hacer por nuestra salud física y mental, por la digestión, el estado de ánimo y el rendimiento a nivel general! 

Beneficios de la siesta

A estas alturas, es sencillo determinar con seguridad que el descanso tiene amplios beneficios tanto para la salud física como mental. Y llevado al momento de la siesta, estas ventajas pueden concretarse en: 

  1. Beneficios físicos: 
  • La mejora del rendimiento físico y la reducción de la fatiga
  • La menor probabilidad de sufrir enfermedades cardiovasculares, gracias a la reducción de la presión arterial. 
  • El aumento de la energía, ya que consigue reducir y quitar la somnolencia durante el resto del día. 
  1. Beneficios cognitivos:
  • El refuerzo de la memoria y el aprendizaje: la siesta consolida la salud de la memoria, así como la retención de información y de habilidades recién adquiridas.
  • El aumento de la concentración: al mejorar los niveles de atención podemos ser más eficientes en tareas que desempeñamos en el día a día. 
  • El fomento de la creatividad: cuando la mente se relaja es capaz de resolver problemas de manera más original y efectiva.
  1. Beneficios emocionales:
  • La reducción del estrés: la siesta reduce considerablemente los niveles de cortisol, la hormona del estrés, ayudando a disminuir la ansiedad y mejorar el estado de ánimo general.
  • La mejora del humor: el descanso breve durante el día reduce la irritabilidad, proporcionando una sensación de bienestar.

Beneficios de la siesta después de comer

Por norma general, descansar siempre va a ayudarnos a alcanzar el bienestar, pero en lo que ha siesta se refiere, es importante tener en cuenta que la mejor hora para una siesta es generalmente entre las 1:00 p.m. y las 3:00 p.m., cuando los niveles de energía tienden a disminuir naturalmente. Esta se conoce como siesta postprandial, y ofrece beneficios específicos debido a la combinación del descanso y la digestión. 

A los beneficios anteriormente nombrados, se suman beneficios físicos como: 

  • La mejora de la digestión: este descanso permite al cuerpo concentrarse en el proceso digestivo, facilitando una mejor absorción de nutrientes y reduciendo la sensación de pesadez o malestar estomacal.
  • La regulación del metabolismo: al regular los niveles de glucosa en sangre, el metabolismo se ve reforzado y se reduce a su vez el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

Eso sí, para conseguirlos es importante respetar la duración recomendada de la siesta, entre 10 y 30 minutos. Si resulta más larga, se puede entrar en etapas de sueño profundo, lo que puede llevar a sentirse desorientado o más cansado al despertar y a lo largo del día. 

También es esencial elegir un entorno tranquilo, sin demasiada claridad y con una temperatura fresca que ayude a optimizar todos estos beneficios de la siesta y nos asegure dormir y descansar mejor. Y por supuesto, influye en gran medida la posición del cuerpo, siendo recomendable el recostarse con la cabeza ligeramente elevada para facilitar de forma efectiva la digestión y evitar el reflujo ácido.

Beneficios de la siesta en adultos

La expresión “dormir como un bebé” es la prueba más evidente de que, según pasan los años, las personas disminuyen su capacidad para lograr un buen descanso y son más dependientes de una siesta. El origen de estos problemas puede estar relacionado con la carga de estrés a la que se esté expuesto por lo que, en esta franja de edad, la siesta es aún más recomendable. 

Entre los principales beneficios de la siesta en adultos está la mejora del rendimiento laboral, y por ello no es de extrañar que cada vez más empresas cuenten con zonas de descanso en las que los empleados pueden tomar siestas cortas. Tras ellas, la eficiencia y productividad en el resto de la jornada laboral va en aumento. 

En cuanto a los beneficios físicos, además de reducir las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, la siesta fortalece el sistema inmunológico, ayudando al cuerpo a combatir infecciones y enfermedades de manera más efectiva.

Y a un nivel cognitivo, los adultos no solo reducen el estrés y aumentan la concentración, sino que además mejoran el rendimiento cognitivo, lo que se traduce en una toma de decisiones y resolución de problemas mucho más óptima. 

Todas estas ventajas de la siesta en los adultos tienen un impacto claro en la salud mental ya que consiguen prevenir fenómenos como el del burn out o lo que es lo mismo, el agotamiento mental y emocional profundo, que se expresa en forma de ansiedad o depresión. 

Como la higiene del sueño tiende a empeorar con los años, para conseguir adoptar el hábito, es importante ser constante y mantener una rutina regular de siestas que ayude a sincronizar el ritmo circadiano y mejorar la calidad del sueño nocturno.

¿Es bueno dormir la siesta todos los días?

Como hemos visto, a nivel general, dormir la siesta todos los días puede llegar a ser beneficioso para muchas personas, pero su efectividad y conveniencia también puede variar según el individuo y sus circunstancias específicas. 

Vigilar la duración ideal de la siesta es prioritario porque para ciertas personas, prolongarla en exceso o elegir una franja tardía del día dificulta en exceso conseguir dormirte. También es posible que algunas personas lleguen a depender demasiado de la siesta para mantenerse alerta. Y esto acaba siendo un problema cuando no pueden tomarse todos los días debido a compromisos laborales u otras actividades.

Lo importante, sea cual sea nuestro caso individual, es saber escuchar al cuerpo e intentar darle siempre lo que necesita y mantener unos horarios de descanso similares cada día.

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