Lo primero es lo primero: lo cierto es que no existe una «cama Montessori». Lo que, si hay, son camas inspiradas en los principios del Método Montessori. La inventora del método, la Dra. María Montessori ya en 1907, observó que los niños se desarrollan más rápidos y seguros cuando se les da libertad para moverse y aprender de forma independiente. Así que, en términos generales, una cama Montessori es un colchón sin barandillas a su alrededor, lo bastante cerca del suelo para que el niño pueda entrar y salir de él por sí mismo.
Cuándo pasar de cuna a cama Montessori
El paso de la cuna a una cama Montessori no ocurre a una edad exacta sino que depende de cada niño. Aun así, hay algunas señales que suelen indicar que ha llegado el momento:
- El niño empieza a escalar los barrotes de la cuna, muestra incomodidad o quiere salir por sí mismo.
- Muestra un buen equilibrio caminando, así como independencia al moverse, que reduce el riesgo de caídas.
- Tiene curiosidad por explorar la habitación, levantarse para ir al baño, jugar, etc
- La cuna ya no se adapta a su tamaño, ya sea porque ha crecido o porque necesita más espacio para estirarse.
En general, el cambio se da entre los 18 meses y los tres años. Lo importante, no es la edad, sino preparar bien el entorno: con el suelo libre de peligros, superficies seguras y objetos accesibles que el niño pueda usar sin depender de un adulto.
Beneficios de la cama Montessori
Una cama Montessori hace que los más pequeños ganen independencia y seguridad, y los mayores disfruten de más tranquilidad y comodidad en casa:
- Autonomía y seguridad: al estar la cama baja y cerca del suelo, el niño puede entrar y salir. Eso reduce el riesgo de caídas desde altura.
- Respeto al ritmo del niño: el niño aprende a dormir, levantarse, explorar y volver a dormirse según su ritmo, lo que favorece una su autoestima saludable y la responsabilidad.
- Desarrollo de la independencia: al poder decidir cuándo levantarse, ir al baño, elegir juegos, o moverse por la habitación fomenta sin necesidad de pedir ayuda, el niño va desarrollando habilidades motoras, cognitivas y emocionales con mayor confianza.
- Un Ambiente adaptado: el espacio se organiza con estantes bajos, materiales accesibles y juguetes ordenados, ayudando al niño a comprender y cuidar su entorno
- Tranquilidad para los padres: muchas camas Montessori incluyen barreras decorativas bajas o superficies acolchadas, que minimizan lo que disminuye el riesgo de golpes. Además de favorecer noches más tranquilas sin interrupciones si el niño puede moverse con autonomía.
Desventajas de la cama Montessori
A la hora de plantearte el cambio, también hay que considerar si en tu caso te ciertas desventajas como:
- La seguridad en entornos no preparados: si el suelo tiene objetos peligrosos como bordes afilados, cables o ventanas bajas, puede aumentar el riesgo de accidentes al permitir que el niño salga solo.
- La falta de barreras: aunque la baja altura reduce riesgos, algunos niños pueden rodar por el suelo si no hay protección suficiente en los laterales. Las camas Montessori no siempre incluyen barandillas; si se ponen, deben estar bien diseñadas para evitar atrapamientos, golpes en pies y manos.
- La adaptación del espacio: para que funcione bien, la habitación debe adaptarse. El colchón debe estar directamente sobre el suelo o sobre una estructura muy baja, el espacio debe estar libre de obstáculos y se deben asegurar objetos pesados o muebles altos. Esto puede implicar reformas, reorganización de muebles o gastos extra.
- La higiene y el mantenimiento: al estar más cerca del suelo, la cama se ensucia más y hay que ser aún más riguroso con la limpieza del suelo y los alrededores
Elige tu cama Montessori
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- No tienes por qué empezar con una cama Montessori muy estructurada, usa tu imaginación y trabaja con lo que tienes. En muchos casos, puedes usar el colchón de la cuna y utilizarlo como punto de partida.
- Hay algo especial en tener una mini casita sobre la cama. Con esta cama, los más pequeños podrán dejar volar su imaginación y convertir su habitación en un mundo de aventuras.
- ¿No sabes por dónde empezar a elegir un colchón infantil? Opta por uno desenfundable, que te permita lavar la funda con facilidad. Para los más pequeños, un tejido con aloe vera es ideal: resistente a ácaros, firme y siempre transpirable. En cuanto al tamaño, si quieres que dure varios años, elige 90×190 cm, así el colchón crecerá junto con tu hijo sin necesidad de renovarlo antes, te proponemos el colchón viso-aloe de 90×190.
- Asegúrate de que la almohada sea bajita, para adaptarse mejor a la estatura de tu hijo. La almohada de fibra, está diseñada especialmente como la más baja para los más pequeños de la casa. Además cuenta con tratamiento anti-ácaros,anti-alérgico y anti-bacterias.